Targets con techo de cristal
Como todos sabemos, se utiliza para referirse a todas esas limitaciones no escritas (de ahí su invisibilidad) que impiden a las mujeres alcanzar determinadas posiciones de alto rango en muy diversos sectores sociales y, en especial, profesionales.
Los automóviles son un caso notorio, que tardó muchísimos años en ser traspasado. Y no hablo del mensaje transmitido (que también), sino de los medios/soportes utilizados. En este mismo sector, también los jóvenes tuvieron su techo de cristal propio. Y, cuando alguien se atrevió a romperlo (recordemos la memorable campaña ‘JASP’ de Renault), tuvo un éxito descomunal de ventas.
Es verdad que, en ocasiones, los techos de cristal también existen para atributos del propio producto, siendo el precio es uno de los más habituales.
Sobre esto tengo un par de ejemplos personales que merece la pena mencionar. El primero es de un producto infantil y, el otro, de uno dirigido a las amas de casa (ahora transformadas en ‘responsables de las compras habituales del hogar’).
Una campaña rompedora (‘Villarriba y Villabajo’) y la demo del ‘milagro antigrasa’ convirtieron a Fairy en la marca de referencia de la categoría, dominadora absoluta del mercado: las amas de casa renunciaron, de forma mayoritaria, a ‘su’ Mistol (no nos consta si cumplieron su amenaza de librarse, previamente, de sus maridos e hijos).
No es necesario explicar las descomunales repercusiones en ventas que se produjeron en ambos casos, al romper sus respectivos techos de cristal y ampliar (casi ad infinitum) sus targets.
Cabe la posibilidad, eso sí, de que su techo no sea, en realidad, transparente, sino completamente opaco, porque la sensación que percibe de ello cualquier observador neutral es la de que no es visto por las marcas, pese a ser enorme… y tenerlo delante de sus narices, en el supuesto caso de que dichas marcas tuviesen narices, claro (y digo las marcas, porque el asunto sí que las tiene).
Luis no habla de los profesionales del marketing, es cierto, sino de la sociedad y, en particular, de aquellos que están accediendo a puestos desde los que pueden influir en decisiones importantes. Pero ¿es que los nuevos cuadros directivos del marketing empresarial no son parte de esa misma sociedad?
La generación sénior tiene un impermeable techo de cristal cuando la consideramos desde su condición de target. Un cristal que, transparente o no, impide a las marcas escoger con acierto los medios a utilizar en sus campañas, y que les impulsa a desperdiciar una parte sustancial de sus presupuestos de marketing en acciones inadecuadas, con las que resulta imposible impactar en el único público objetivo que reúne las condiciones necesarias para ser el principal grupo de consumidores de sus productos y servicios.
Desalojemos de las mentes del marketing los prejuicios y aceptemos la verdad: los séniores son los grandes consumidores del presente… y del futuro.
Romper ese techo es más fácil de lo que parece. Es duro, sí, pero a su vez tan frágil que no resiste el simple empuje del sentido común, de los hechos objetivos que respaldan la realidad.
Si eres una marca, da el paso que te hará crecer en ventas y en imagen. Y, si estás en el lado de la agencia, convence a tu cliente para que rompa sus cadenas mentales y regrese a la publicidad de verdad, a la que construye marca, a la que mejora el retorno de la inversión, a la que no tergiversa sus resultados con datos fraudulentos…
Destruye ya el techo de cristal que te impide alcanzar al target sénior. Venderás más.
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