Verdes las han segado
Ya sé que no es lo peor. Que es peor no segarlas nunca. Y también sé que eso (no segarlas nunca) es lo que hacen muchos anunciantes, pero, desengañémonos, segarlas verdes también es malo. Y no por ser un esfuerzo inútil, sino por lo dicho: por malo. Sin paliativos. Leí hace poco una historia (más bien deberíamos definirla como leyenda) que hablaba de dos países, vecinos entre sí, cuyos respectivos gobiernos, hartos de la proliferación de greenwashing en la comunicación publicitaria de las marcas comerciales, escogieron caminos legislativos divergentes para solucionar una situación que, en ambos casos, consideraban inadmisible y dañina para sus ciudadanos. Uno de ellos, el Reino de Tropelia, optó por imponer una estricta censura previa a todo mensaje comercial que las marcas intentasen difundir: solo se aprobaban aquellos que venían refrendados por las tres divisiones de la ROCC (Real Oficina de la Comunicación Comercial), exigiendo la exhibición en sus anuncios...