El fin justifica los medios

Si, por ejemplo, hubiésemos titulado este artículo ‘El arte de la prudencia’, sus futuros lectores se habrían aproximado a él con unos prejuicios más positivos. Pero serían prejuicios, al fin y al cabo… influidos, eso sí, por esa benigna imagen de la que disfruta Baltasar Gracián en nuestro país desde hace unas cuantas décadas. Por el contrario, el amigo Nicolás no goza, ni mucho menos, del mismo tipo de amigable popularidad en estos tiempos actuales, tan pretendidamente llenos de ‘buenismo intelectualoide’. Y eso que es el padre del pensamiento político moderno (o, quizá, por eso mismo). Pero ninguna de las dos cosas es de particular relevancia para lo que aquí vamos a tratar, ya que el sentido que damos en este artículo a la célebre frase del secretario florentino es muy distinto al que se transmite en su obra más famosa. Pese a todo, no están de más algunas palabras que pongan en su verdadero contexto las opiniones de Maquiavelo (el naming de su ...