Lo que prohiben las leyes, la razón o la ética
Como muchos están advirtiendo, esta previsible avalancha normativa va restringir (o, al menos, lo va a intentar) la utilización salvaje de herramientas que amenazan muy seriamente la privacidad de los usuarios de determinadas plataformas, así como la propia seguridad de las marcas. Y esto será así porque el marketing, la publicidad, y la comunicación comercial, en general, se van a ver afectadas de lleno por una legislación que ya estaba tardando en llegar.
“Las leyes no pueden ir en contra de la naturaleza”, decía Montesquieu en su ‘El espíritu de las leyes’. Y se quedaba corto… porque, más allá de las leyes están la razón, la ética e, incluso, el sentido común.
Porque eso es lo que son determinadas técnicas agresivas e irresponsables, capaces de poner en peligro derechos, universalmente considerados como inalienables y básicos en cualquier estado democrático que se precie de serlo.
Suelen llegarnos en forma de ‘ofertas que no podemos rechazar’, casi todas encaminadas a obtener nuestras almas (en forma de datos descuartizados) a cambio de la supervivencia social. Eso sí, sin pagarnos nada por lo que nos compran, sino por el contrario, traficando, además, con nuestras más íntimas mercancías (deformadas, habitualmente, por su codicia de segmentación infinita).
Me viene a la cabeza el razonamiento que D. Mendo hacía a su amigo el marqués de la Moncada, tras escuchar la explicación de este acerca del método que utilizaba su padre, el barón de Mies, para ‘cazar aves con lumbre’:
—No es torpe, no, la invención —le decía D. Mendo—, mas un cazador de ley no debe hacer tal acción, pues oyendo el esquilón toman las aves por buey a vuestro padre el barón.
Esto es, ni más ni menos, lo que puede pasar a las marcas que incumplan estas prohibiciones (expresas o tácitas) de la buena gobernanza empresarial: que las aves (los consumidores) pueden tomar por bueyes (con perdón) a los anunciantes transgresores.
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