2222


Enero, 2222. 

OmniCisWP acaba de adquirir el último grupo multinacional de agencias de comunicación publicitaria telepática que aún se le resistía: el trust oriental DNS. Con esta compra, valorada en cien millones de bitcoins, queda constituido el monopolio mundial del sector. Se anuncia un inminente ‘pequeño reajuste de personal humano’ (solo puede ser ‘pequeño’, ya que la plantilla de DNS, al igual que la de OmniCisWP, está básicamente formada por robots operados con inteligencia artificial telepática, una tecnología que, ya a mediados del siglo pasado, sustituyó a las obsoletas herramientas digitales, cuya huella de carbono había sobrepasado, con creces, los límites soportables por nuestro planeta principal).

 

Empire, la superestructura empresarial monopolística que controla el 99,9 % de la actividad publicitaria en medios de comunicación sociales, equivalente al 99,8 % del total de la inversión mundial controlada en medios de comunicación, ha celebrado la noticia, mediante un comunicado telepático instantáneo que ha llegado a la práctica totalidad de los consumidores (hace tiempo que no se considera políticamente correcto denominar ‘ciudadanos’ a los habitantes humanos de las tres grandes federaciones de estados que conforman el mapa universal) y al 100 % de los antropoides generativos legalmente registrados en el CTU(Censo Telepático Universal), única organización censal reconocida por las tres federaciones.

 

“Gracias a esta adquisición (la de DNS por parte de OmniCisWP), los dos grandes monopolios, el de las agencias y el de los medios, podrán alcanzar acuerdos vinculantes universales, que redundarán en unos mejores precios en la publicidad para los anunciantes y una más eficaz comunicación con los consumidores de su MCD (Marca Comercial de la Distribución), nombre bajo el que la totalidad de los fabricantes comercializan sus productos, una vez superada la ineficaz y atávica política de marcas propias con la que, siglos atrás, las empresas interactuaban en el mercado”, ha declarado el CEO de Empire, quien no ha dudado en calificar la compra como la “solución final” a los problemas que la competencia descontrolada producía en los mercados.

 

AmaliExp, conocida popularmente como ‘la megaempresa galáctica de distribución’, nacida hace un siglo de la fusión de los dos gigantes que controlaban, a nivel global, estos servicios en el planeta Tierra; propietaria de la Marca Comercial de la Distribución, bajo la que se ponen a la venta la totalidad de los productos y servicios existentes; y creadora del proyecto SUPU (no confundir con SEPU), acrónimo de Sociedad Universal de Precios Únicos, que tanto ha propiciado el mantenimiento moderado de los precios en las tres federaciones de estados, mediante el estricto control de las normas impuestas a fabricantes y otros proveedores; también ha manifestado, a través de los medios de Empire, su satisfacción por la noticia, que, en palabras de su CEO (un robot generativo telepático de sexta generación), “acabarán con los abusos de las empresas anunciantes quienes, a lo largo de tantas décadas, han puesto en peligro el desarrollo del proyecto SUPU con su empeño en recuperar unas marcas propias, cuya vuelta a los mercados hubiese provocado un significativo desorden para el progreso comercial de las sociedades telepatizadas contemporáneas y de unas economías triangulares, de eficacia infinitamente superior a las circulares, por estar sustentadas por los tres grandes vértices (OmniCisWP, Empire y AmaliExp) sobre los que está edificada la satisfacción última de los consumidores”.

 

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Tranquiliza mucho saber, leyendo esta noticia del futuro, que –pese al gran despiste imperante en el marketing del siglo XXI, que tanto nos preocupa a algunos– si todos (anunciantes, legisladores, asociaciones sectoriales, agencias y profesionales) seguimos avanzando por el camino emprendido, ese que podemos observar a diario en nuestra industria, alcanzaremos un futuro feliz, inclusivo, sostenible… y mucho más democrático. Menos mal.

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